Cuando me comprometí en la vía de la consciencia, me dije: no se puede cambiar el mundo, pero se puede empezar a cambiarlo; no se puede hacer una obra, pero se puede empezar a hacela; no podemos cambiarnos, pero podemos empezar a cambiarnos. Lo maravilloso es empezar. Desde entonces decidí mantener conversaciones iniciáticas con cualquiera, introducir en mis creaciones una dimensión capaz de despertar. Ya no puedo salirme de la vía espiritual. (…) Se trata de perder el menor tiempo posible. Si empiezo a hablar con alguien en el metro , enseguida tenemos una conversación profunda. Hay que tratar de esa forma a todos los que encontramos, dirigirnos a su parte más esencial. No necesitamos dirigirnos a miles de personas.”
Alejandro Jodorowsky, en “La trampa sagrada. El camino de la bondad”. ed. Chandra
jueves, 12 de noviembre de 2009
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